El sonido reencontrado

En su quinta edición, el festival 8pés propone un regreso a los orígenes: el reencuentro del órgano de la Concatedral de Santa María con la voz para la que fue concebido.
Después de cuatro años de exploración por los más diversos estilos y escuelas, esta edición vuelve al punto donde todo comenzó: la lengua sonora del Romanticismo francés.

El instrumento construido por Lope Alberdi en 1909, heredero directo de la tradición de Aquilino Amezua —quien fue el principal responsable de la introducción en España de muchos de los principios técnicos de la organería francesa—, es hijo de una concepción estética que buscaba la plenitud orquestal y la expresividad dinámica requeridas por el ideal romántico, que alcanzó su esplendor en los instrumentos del célebre organero Aristide Cavaillé-Coll.
El órgano de Vigo, por tanto, habla con acento francés, y esta edición del festival quiere hacerlo sonar en su idioma natural.

El repertorio francés del siglo XIX no es solo un compañero estético indisolublemente ligado a nuestro órgano: es el espejo en el que el instrumento se reconoce plenamente.
Francia fue, en aquel siglo, el laboratorio donde el órgano al servicio de la liturgia se expandió hasta el máximo de sus posibilidades artísticas.
Junto a los grandes monumentos sinfónicos de autores como Franck o Widor, surgió también una inmensa literatura de piezas breves —offertoires, élévations, communions, sorties, etc.— destinadas a acompañar los diferentes ritos de la misa. Obras sencillas y funcionales, pero llenas de una profunda musicalidad, que revelan el valor artístico del órgano incluso en su uso más cotidiano.

En este sentido, las características constructivas, el equilibrio sonoro y la presencia de registros que evocan de manera estilizada la paleta orquestal —fagot y oboe, trompeta, voz humana, viola da gamba…— son los elementos que revelan una filiación directa con la organería del otro lado de los Pirineos.
Además, su caja expresiva (dispositivo que permite la gradación dinámica del segundo teclado) y el secreto de válvulas cónicas (mecanismo que regula el paso del aire a los tubos de forma selectiva) favorecen una agógica flexible y un fraseo musical que canta y dialoga en comunión con las características acústicas del espacio arquitectónico.

No es casual la atención que esta edición del festival dedica a la obra de César Franck, considerado el auténtico patriarca de la escuela organística romántica francesa.
En sus corales, compuestos en 1890, el maestro sintetizó toda la tradición anterior y marcó el rumbo que seguirían Widor, Guilmant, Vierne o Dupré: una línea que combina el rigor de la polifonía con la libertad melódica y la intensidad expresiva propias del Romanticismo.

El programa de Diego Innocenzi evoca, desde su propio título, precisamente este contexto: el intérprete combina páginas de Franck, Lefébure-Wély, Batiste y otros célebres autores, en las que se refleja el espíritu litúrgico y poético de la Francia del Segundo Imperio, cuando el órgano se convirtió en el instrumento por excelencia de la devoción y de la fantasía sonora.

Por su parte, Óscar Candendo tiende un puente entre el universo francés y el alemán: junto al Coral n.º 1 de Franck y las Pièces de fantaisie de Vierne, ofrece también la Sonata op. 65 n.º 3 del alemán Felix Mendelssohn, recordando que el diálogo entre ambas tradiciones a lo largo del siglo fue esencial para la evolución del repertorio europeo e influyó notablemente en la escuela española moderna.

Olivier Latry, organista titular de la Catedral de Notre-Dame de París, representa en su presencia la continuidad viva de esta escuela.
Su programa reúne obras de Guilmant, Ropartz, Gigout, Vierne, Pierné, Widor y, nuevamente, del propio Franck, en un recorrido que muestra la evolución del estilo francés desde el lirismo romántico hasta la plenitud sinfónica.
Su improvisación final será el testimonio de que esa tradición sigue siendo, más que un legado, una lengua en constante renovación.

Finalmente, Enrique Martín-Laguna cierra el festival uniendo distintas latitudes: Bach y el compositor checo contemporáneo Petr Eben abren el programa con una mirada europea amplia, mientras las piezas de Vierne y el Concierto para órgano, cuerdas y timbales, op. 36 de Francis Poulenc celebran el vínculo entre el órgano Alberdi y su sustrato francés, mezclando la tradición devota del instrumento con el espíritu moderno del siglo XX.

Interpretar estas obras en nuestro órgano significa hacerlas sonar en su elemento natural.
Cada registro recupera el sentido estético para el que fue creado: las lengüetas que proyectan el heroísmo, la voix céleste que susurra ternura, el tutti equilibrado que da cuerpo a la monumental arquitectura sonora.
De algún modo, el espacio acústico de la Colegiata, con su amplia reverberación, convierte al instrumento en un traductor perfecto entre la tradición gala y la sensibilidad gallega, haciendo del órgano un lugar de encuentro entre dos formas de entender el arte y lo sagrado.

Esta edición de 8pés no es solo un tributo a un estilo, sino también una reivindicación del propio instrumento: el órgano de Alberdi, restaurado y redescubierto, demuestra que incluso en su aparente modestia late no solo la grandeza de la escuela francesa, sino también la rica asimilación que de ella se hizo en nuestro país.
En manos de los intérpretes invitados, Vigo volverá a escuchar el aliento para el que fue creado su órgano:
un sonido reencontrado, que une dos naciones y dos siglos de historia en un mismo soplo.

Daniel Sanmartín Nieto
Musicólogo