Tras la actual identidad gráfica de A Clásica late la intención primera de poner el sonido en imágenes. Las formas geométricas que constituyen el eje central del proyecto están basadas en los experimentos acústicos de Chladni, llevados a cabo durante el siglo XVIII: sobre una fina lámina metálica se esparcía una sustancia granulada que el sonido hacía vibrar; la propagación mecánica de las ondas daba lugar a la formación de caprichosos dibujos sobre estas placas.

Las figuras de Chladni han constituido, pues, el punto de partida de un proyecto en cuyo desarrollo ha resultado clave una caprichosa, pero, una vez descubierta, casi incuestionable asociación: durante la vectorización de las figuras, la afinidad estética con las cerámicas de Sargadelos se nos impuso como una realidad categórica. De aquí que, tanto por deleite visual como por cercanía geográfica y afectiva, nos decantáramos por invertir las figuras de Chladni y aplicarles una paleta de color inspirada en las cerámicas tradicionales gallegas.